¡HASTA SIEMPRE ARCADI!

Lo llamé el último martes de Marzo por última vez. Estuvimos un rato hablando. Poco, porque él ya iba con oxígeno y yo no quería ni fatigarle ni molestarlo. Pero él mismo alargaba la conversación, dándome a entender que le estaba bien. Y cuando ya nos despedíamos me dijo: "me he fijado una meta, comer la mona!". Quedaban cinco días sólo para comer la mona. Y si, por poco, pero la ha podido comer. Aparte de despedirse de todos con elegancia, serenidad y coherencia, cumplió esta última meta simbólica. Este era a menudo el modelo de esperanza que tenía Arcadi. Aun sabiendo que estaba muriendo, ponerse igualmente una pequeña meta, la esperanza de comerse la mona. Y así ha sido siempre. Sus datos, sus comparaciones, nos presentaban un mundo, el real, donde era todo menos alentador. Con unas magnitudes de problemas a las que parece imposible enfrentarse y menos ganar. De sus charlas siempre salías con empuje para intentar algo más o para luchar contra ello. Y siempre había alguna m...