En las municipales, ¿mejor que las sindicaturas no hablen?

CAT

 El seguimiento de las sindicaturas de greuges (defensorias dela ciudadania) municipales me lleva a asistir a plenos de los 46 ayuntamientos de Catalunya que tienen esta figura. Son los plenos donde los síndicos y síndicas  municipales (o defensoras de la ciudadanía en según qué municipios) presentan sus informes anuales.


Este año he ido a tres presentaciones en las que los titulares de las sindicaturas y defensorías han decidido rebajar el tono del informe porque el tema genera mucha tensión en los municipios.

Y esto no es no porque este año haya elecciones. Que las haya, lo complica, pero el problema no es electoral, sino estructural. Y afecta a equipos de gobierno y también a los grupos de la oposición.

El trabajo de las sindicaturas de greuges está bien hecho, de eso no hay quejas, pero explicarlo, se convierte en un problema. Esto refleja un problema en los consistorios. Es cierto que existen excepciones y que hay plenos donde es evidente que existe un alto nivel de madurez democrática. En éstos, la presentación del informe anual, es un ejemplo de autocrítica, de respeto a la ciudadanía y de espíritu democrático.

Fuera de estas excepciones, la tensión con el equipo de gobierno es evidente. En el mundo político, o mejor dicho, en el mundo partidista, todavía funciona mucho "o estás conmigo o contra mí". Estás a favor del equipo de gobierno y, por tanto, te parece todo bien (sobre todo públicamente) o si no es así, estás haciendo oposición o haces el juego a los partidos de la oposición.

Me preocupa que servidores públicos actúen básicamente en lógica de partido político, y piensen que todo el mundo actúa en esa lógica, cuando fuera del mundo partidista, ésta no es una lógica normal.

Tampoco escapan del análisis los concejales de la oposición. He visto a concejales de partidos de la oposición decir o defender cosas diametralmente opuestas en diferentes municipios, sólo por cargar contra el equipo de gobierno. Y he comprobado que el trabajo del defensor no acaba de interesar salvo si les sirve de arma arrojadiza contra el equipo de gobierno. También he visto discursos prefabricados de concejales que nada tienen que ver con lo que exponía el defensor o defensora, porque “yo he venido a hablar de mi libro” y si no lo dice el síndico o síndica, lo dice el concejal o concejala, haciendo el informe paralelo que le conviene.

Esta coyuntura imposibilita interpretar la labor de las sindicaturas o defensorías como aportación a la mejora colectiva. Y sólo permite la dinámica de ataque-defensa. Cierto, como decía un párrafo más arriba, que hay plenos esperanzadores, pero en general echo de menos mucha madurez, democrática y política, en los consistorios.

En algún caso, ¡sin éxito claro!, se ha llegado a presionar a alguna defensoría para rebajar el nivel del informe del defensor o defensora, o han puesto pegas para que se presenten los informes al pleno este primer cuatrimestre del año debido a las elecciones municipales. Este año la mitad de los ayuntamientos con sindicatura de greuges o defensoría de la ciudadanía han decidido posponer la presentación del informe anual hasta después de las elecciones contraviniendo el reglamento municipal, para evitar su uso en clave electoral. Intentar maquillar el informe del defensor o poner pegas para presentarlo no dice demasiado a favor de la transparencia. La labor de las defensorías y sindicaturas está por encima de la confrontación partidista y, por tanto, esto no tiene sentido.

Los ayuntamientos que tienen defensoría o sindicatura, son los más valientes. Son la administración más cercana al ciudadano. Y también la más expuesta. Hacen muchas cosas bien, pero también algunas mal, aunque sean legales.

Pero cuando una sindicatura levanta una cuestión, un conflicto o un problema, es necesario escuchar. La legalidad no puede ser un escudo donde guarecerse para no afrontarla. ¡Si hay problemas reconozcámoslos! Después ya miraremos si se pueden solucionar y cómo. Pero atrincherarse en leyes, procedimientos y tradiciones, no debería ser tan habitual. No puede que hoy todavía, por ejemplo, el empadronamiento sea un arma política y se desvirtúe este procedimiento administrativo obligatorio.

A las puertas de unas elecciones municipales, es necesaria una reflexión de los partidos y de sus concejales, para potenciar las sindicaturas y defensorías. Es necesario crearlas donde no las hay, y utilizarlas y cuidarlas donde ya las hay. Un ayuntamiento que tiene y da espacio a las sindicaturas y defensorías está pasando con nota la prueba del algodón de la transigencia, la madurez democrática y el respeto a la ciudadanía que quiere servir. ¡Hay que tenerlo en cuenta!

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