Pase expres

El verano es tiempo de descanso y ocio. Y esto, no tiene porque está reñido con la ética y la coherencia. Hay un ejemplo, que probablemente conoceis, que nadie parece cuestionarse abiertamente, (aunque puede llegar a considerarse anecdótico) que a mí me parece muy ilustrativo.

Si vais a parques de atracciones, acuaticos o temáticos, podreis comprar en algunos la entrada normal o una entrada especial que te da derecho a no hacer colas. La entrada para ahorrar las largas colas se puede obtener de dos maneras. Y representan las dos caras de la moneda.

La primera (al menos en un conocido parque temático) es presentando un certificado de disminución. Sí, tal como lo oís. El parque aplicando una política social ofrece un privilegio a las personas con discapacidad que, en su día a día, tienen muchas dificultades para tener las mismas oportunidades que el resto. Reduce las desigualdades con una norma interna. Ejemplar, sobretodo, porque estas decisiones se toman muy pocas veces y en muy pocos lugares.

La segunda opción, la otra cara de la moneda, es pagar más del doble de la entrada. Es decir, los que más tienen, disfrutan de más privilegios y oportunidades. Como en la vida real. La primera reduce las desigualdades y la segunda las aumenta.

Una misma norma puede ser sublime o despreciable. Sí, dejadme decir despreciable. Todo lo que suponga beneficios en función de la riqueza, todo lo que suponga incrementar la desigualdad, es despreciable porque mina las bases de la sociedad.

Todos caemos en esta trampa. "¡Es un día!" -pensamos-, queremos aprovecharlo y está justificado que paguemos más, porque lo podemos hacer y por la satisfacción, poco confesable, de sentirse privilegiado.

No está justificado. La prueba del algodón, es observar las caras de los que hacen largas colas cuando ven alguien saltándoselas "legalmente". Como ocurre en la vida real.

Es el mismo mecanismo que permite a los ricos ser más ricos, tener más oportunidades y acumular más privilegios y poder continuamente. Y no, no es a coste cero, es coste de los derechos del resto. Siempre es el privilegio de una minoria a costa de los derechos de la mayoría.

Ser capaz de sublevarnos en cosas tan insignificantes como una entrada es también no colaborar en construir una sociedad injusta o desigual.

Normalmente lo hacemos para nuestros hijos e hijas, y sé por experiencia que es difícil decir que no. Ser buenos padres parece ser darles a ellxs todo lo que podamos. Realmente serlo, es no dinamitar, ni por ellxs, los valores que siempre defendemos.



Artículo publicado en la revista "El Portal" de Centelles num. 301 de septiembre del 2019

Comentarios

EVA ha dicho que…
Nunca lo había visto así, pero estoy completamente de acuerdo. Ni siquiera somos capaces de darnos cuenta de cuando generamos desigualdades. me da mucho que pensar!

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