¿En el supermercado? Tambien, gracias.


Artículo publicado en el num 492 de La Directa en la sección #CONTRASTE. Es una sección que tiene otro punto de vista del tema que firma Esther Vivas

¿Es positivo que las grandes superficies comerciales tengan productos ecológicos y de comercio justo?


Hace años que este debate está sobre la mesa y, como muchos debates, tiene dos caras.

No defenderé que las grandes superficies representen un modelo sostenible; pero es que, si analizamos todas nuestras acciones desde perspectivas de coherencia, nos costará encontrar un modelo de subsistencia que sea aplicable al día a día. No pretendo, por tanto, defender el concepto en sí, sino la necesidad de encontrar caminos que permitan (cada vez a más gente) hacer procesos que la inmensa mayoría no podría empezar si exigimos que sean muy heroicos.

En España, el 67% del comercio justo se vende en grandes superficies. En 2018, las ventas de comercio justo en grandes superficies han supuesto 51 millones de euros y representan multiplicar por 15 las del 2010. En el otro lado de estas cifras hay miles de familias que sin estas ventas no podrían vivir de lo que producen .

Hay dos hechos incuestionables en relación con los productos de comercio justo en las grandes superficies. El primero es quesi están, es porque que la gente los compra. El segundo es que, a pesar de que la gente los compre, a menudo no son un artículo rentable para supermercados que valoran al céntimo la rotación, la venta y el espacio de lineal de cada producto. Sería deseable que todo el comercio fuera de comercio kilómetro cero, ecológico y con las garantías de producción con justicia. Pero en la práctica esto es poco realista y menos aún si no tienes cooperativas o tiendas de este tipo. Y, fuera de grandes ciudades o en barrios pobres de estas, esta sigue siendo una opción inexistente.

Si la gente hace la opción de comprar un producto de comercio justo en medio de la selva de grandes marcas y su publicidad asfixiante, es porque ha hecho una opción personal previamente. Todo el mundo que elige la opción de comprar comercio justo en una gran superficie ha recorrido, o probablemente lo hará, un proceso de toma de conciencia de su compra o su alimentación. Y eso es positivo. Seguramente no estamos cambiando de fondo el modelo empresarial de las grandes superficies, pero la aparición de productos ecológicos, de kilómetro cero y de comercio justo en casi todos ellos (excepto Mercadona, que no tiene) no deja de ser una ganancia de un espacio que resultaba hostil a estos conceptos.

Si vemos la evolución del mercado y la de los consumidores, hay que reconocer que estamos avanzando en la buena dirección, aprovechando esta vez su terreno de juego. Ojalá un día se pueda revertir todo y ya no hablemos de comercio justo porque haya unos estándares que impidan que comercio injusto esté en las estanterías. Mientras tanto, en momentos de transición, creo que es positivo que haya productos denuncia, en las grandes superficies también, que nos hagan pensar por qué el resto no pueden explicar que son de comercio justo. Y agradecer aquí el incansable trabajo durante muchos años de Alternativa 3, la Xarxa, Setem o Oxfam Intermón.

A pesar de ir progresando cada día un poco más, personalmente todavía tengo muchas incoherencias en mi modelo de consumo. A lo que aspiro -y lo que pido a quien me pregunta-no es que seamos absolutamente coherentes, sino que cada día lo seamos un poco más. Y dejemos que cada cual haga su proceso a su velocidad y a su manera. Porque lo importante no es como hagan este recorrido, sino que realmente lo hagan. Compra comercio justo siempre que puedas y donde puedas.

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