El 'excel' de la justicia
Articulo publicado en El Periodico del 24 de enero del 2020
Hace unos días, el '30 minuts' de TV-3 hablaba del 25º aniversario de la acampada de la Diagonal para pedir el 0,7%, y sirvió para recordar lo singular que fue aquella lucha. Toda la Diagonal llena de personas que luchaban por otros a los que ni conocían ni probablemente nunca llegarían a conocer. Toda una generación que abría las ventanas de una España que, mientras se enfrentaba al primer escándalo por financiación ilegal de los partidos de la democracia, se sentaba en el césped para enterarse de qué era la deuda externa, el Fondo Monetario Internacional o el multilateralismo. Como decía Gabriela Serra, aquella acampada sirvió menos de lo que queríamos pero mucho más de lo que se cree.
En este necesario ejercicio de memoria, sorprendían, sin embargo, las palabras de los responsables políticos. No tanto las del 'expresident' Pujol que, a pesar de la polémica que generó su presencia, eran del todo previsibles y conocidas, sino las del 'conseller' Bosch. Mientras el 'expresident' entonaba un cierto mea culpa, el 'conseller' actual justificaba el "no al 0,7%" por razón de sumas y restas, es decir, por razones contables. Sorprendía un discurso tan similar viniendo de lugares tan diferentes y cuando Alfred Bosch había estado muchos años en el Centre d'Estudis Africans, una oenegé con un discurso muy claro de transformación del sistema internacional. Es posible que de una larga entrevista se extrajeran fragmentos desafortunados, pero en una semana como aquella en que se pactaban los presupuestos, costaba reconocer al mismo 'conseller' que en mayo pasado se comprometió con el sector, personalmente y en nombre del Govern, a aumentar la partida presupuestaria progresivamente hasta llegar al 0,7% en el 2030.
La lucha de 25 años, el trabajo de las entidades, la relación de nuestro país con el resto del mundo en un momento de globalización y de máxima interdependencia no puede tener como única respuesta la dificultad para cuadrar el 'excel' de los presupuestos. Sin menospreciar la dificultad que ello supone, que es evidentemente muy grande, como 'conseller' y responsable de Exteriores se habría agradecido más nivel de análisis y contenido, un poco más de visión global y referencias a los derechos humanos y al rol que como catalanes y catalanas jugamos en el mundo. Si entre las razones esgrimidas se cuela además la idea de que esta partida, una de las más pequeñas, compite con las principales de servicios básicos en nuestra casa, la sensación es de decepción y preocupación, porque cuando hablamos de desigualdad, de pobreza, de falta de derechos fundamentales y de injusticias flagrantes, algunos discursos son peligrosos.
Aunque es cierto que la solución a muchas problemáticas no pasa solo por el 0,7% sino por políticas claras y ambiciosas de justicia global, es bueno recordar que el 0,7% del PIB catalán sería de unos 1.600 millones de euros. De acuerdo con que sin ser un estado no podemos contar el PIB a secas, por eso lo calculamos sobre presupuestos. Con este criterio, el presupuesto de cooperación actual, de solo 32 millones, supone el 0,14%, o sea, que estamos hablando de migajas. La distancia es tan grande que la evidencia nos ayuda a centrar la cuestión.
No es un tema de generosidad, es un tema de derechos, y por tanto, de justicia. Para explicar el 0,7 mejor poner el foco en que la lucha por la justicia global es una lucha sin tregua contra las desigualdades obscenas que hay en el mundo y en nuestro país. Mejor explicar que sin fraude fiscal en casa los recortes no nos habrían hundido; que a pesar de que se ha recuperado el sector privado, el impuesto de sociedades sigue en mínimos históricos, y que el fraude fiscal de las grandes empresas en África supera con creces toda la ayuda que les damos todos los países del mundo.
Estos días también se reúne en Davos la flor y nata de las sumas y las restas. Oxfam ha vuelto a sacar uno de sus informes anuales que nos hacen ver la brutalidad de la desigualdad que esconden las sumas y restas. Por eso, incluso a la 'crème de la crème' la desigualdad les preocupa. Incluso ellos han descubierto que solo con sumas y restas ni ellos salen ganando. Por eso, después de 25 años de lucha y de trabajo de muchas personas y entidades, cuando hablamos del 0,7% debemos ir, como siempre hemos ido, mucho más allá de sumas y restas. Como país, quiero tener la certeza de que trabajamos y tenemos interiorizados estos valores de justicia y de defensa de derechos. Porque todo va mucho más allá del 0,7% como ya intuyeron hace 25 años en la acampada. Por eso quiero el 'excel' de la justicia. Y estoy seguro de que el 'conseller' está de acuerdo con nosotros.
Hace unos días, el '30 minuts' de TV-3 hablaba del 25º aniversario de la acampada de la Diagonal para pedir el 0,7%, y sirvió para recordar lo singular que fue aquella lucha. Toda la Diagonal llena de personas que luchaban por otros a los que ni conocían ni probablemente nunca llegarían a conocer. Toda una generación que abría las ventanas de una España que, mientras se enfrentaba al primer escándalo por financiación ilegal de los partidos de la democracia, se sentaba en el césped para enterarse de qué era la deuda externa, el Fondo Monetario Internacional o el multilateralismo. Como decía Gabriela Serra, aquella acampada sirvió menos de lo que queríamos pero mucho más de lo que se cree.
En este necesario ejercicio de memoria, sorprendían, sin embargo, las palabras de los responsables políticos. No tanto las del 'expresident' Pujol que, a pesar de la polémica que generó su presencia, eran del todo previsibles y conocidas, sino las del 'conseller' Bosch. Mientras el 'expresident' entonaba un cierto mea culpa, el 'conseller' actual justificaba el "no al 0,7%" por razón de sumas y restas, es decir, por razones contables. Sorprendía un discurso tan similar viniendo de lugares tan diferentes y cuando Alfred Bosch había estado muchos años en el Centre d'Estudis Africans, una oenegé con un discurso muy claro de transformación del sistema internacional. Es posible que de una larga entrevista se extrajeran fragmentos desafortunados, pero en una semana como aquella en que se pactaban los presupuestos, costaba reconocer al mismo 'conseller' que en mayo pasado se comprometió con el sector, personalmente y en nombre del Govern, a aumentar la partida presupuestaria progresivamente hasta llegar al 0,7% en el 2030.
La lucha de 25 años, el trabajo de las entidades, la relación de nuestro país con el resto del mundo en un momento de globalización y de máxima interdependencia no puede tener como única respuesta la dificultad para cuadrar el 'excel' de los presupuestos. Sin menospreciar la dificultad que ello supone, que es evidentemente muy grande, como 'conseller' y responsable de Exteriores se habría agradecido más nivel de análisis y contenido, un poco más de visión global y referencias a los derechos humanos y al rol que como catalanes y catalanas jugamos en el mundo. Si entre las razones esgrimidas se cuela además la idea de que esta partida, una de las más pequeñas, compite con las principales de servicios básicos en nuestra casa, la sensación es de decepción y preocupación, porque cuando hablamos de desigualdad, de pobreza, de falta de derechos fundamentales y de injusticias flagrantes, algunos discursos son peligrosos.
Aunque es cierto que la solución a muchas problemáticas no pasa solo por el 0,7% sino por políticas claras y ambiciosas de justicia global, es bueno recordar que el 0,7% del PIB catalán sería de unos 1.600 millones de euros. De acuerdo con que sin ser un estado no podemos contar el PIB a secas, por eso lo calculamos sobre presupuestos. Con este criterio, el presupuesto de cooperación actual, de solo 32 millones, supone el 0,14%, o sea, que estamos hablando de migajas. La distancia es tan grande que la evidencia nos ayuda a centrar la cuestión.
No es un tema de generosidad, es un tema de derechos, y por tanto, de justicia. Para explicar el 0,7 mejor poner el foco en que la lucha por la justicia global es una lucha sin tregua contra las desigualdades obscenas que hay en el mundo y en nuestro país. Mejor explicar que sin fraude fiscal en casa los recortes no nos habrían hundido; que a pesar de que se ha recuperado el sector privado, el impuesto de sociedades sigue en mínimos históricos, y que el fraude fiscal de las grandes empresas en África supera con creces toda la ayuda que les damos todos los países del mundo.
Estos días también se reúne en Davos la flor y nata de las sumas y las restas. Oxfam ha vuelto a sacar uno de sus informes anuales que nos hacen ver la brutalidad de la desigualdad que esconden las sumas y restas. Por eso, incluso a la 'crème de la crème' la desigualdad les preocupa. Incluso ellos han descubierto que solo con sumas y restas ni ellos salen ganando. Por eso, después de 25 años de lucha y de trabajo de muchas personas y entidades, cuando hablamos del 0,7% debemos ir, como siempre hemos ido, mucho más allá de sumas y restas. Como país, quiero tener la certeza de que trabajamos y tenemos interiorizados estos valores de justicia y de defensa de derechos. Porque todo va mucho más allá del 0,7% como ya intuyeron hace 25 años en la acampada. Por eso quiero el 'excel' de la justicia. Y estoy seguro de que el 'conseller' está de acuerdo con nosotros.
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