¿Hay margen para la esperanza?

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Si honestamente miras todo lo que está pasando .... resulta complicado no tener nauseas. Refugiados, Trump, Yemen, machismo y acoso, incremento de la ultraderecha, caravana en México, salarios indecentes, poco futuro para los jóvenes, etc.
Todo esto genera una sensación que nos supera y que nos hace pensar que, hagamos lo que hagamos, no conseguiremos nada. El paso siguiente a esta sensación, es el desánimo, la desmovilización y desapuntarse de todo, por falta de energía y de esperanza.

Y esta es la palabra clave, Esperanza. Se puede tener esperanza en este horizonte? Se puede creer y seguir luchando, ¿ o hay que ver fríamente la realidad y no esperar nada más? Dice Naomi Klein que el gran éxito del liberalismo, ha sido convencernos de que no hay soluciones.

Si dices que hay que tener esperanza lo primero que te dicen es que eres un "buenista". Esta respuesta es la coraza de los descreídos para ponerse a refugio de los optimistas. La contraposición a buenista es malista, y entre una y otra, tengo claro que escojo.

Hay que reconocer que tenemos verdaderos problemas para tener Esperanza en este contexto. Y los tenemos porque hemos encasillado la esperanza en la mentalidad productiva de nuestro entorno. La esperanza la atamos inequívocamente a resultados.
En general todo lo estamos ligando a resultados, a inmediatez, y en eficiencia.

Pero la vida no son resultados, ni inmediatez ni eficiencia únicamente. Un embarazo sigue siendo 9 meses. Y una cría humana tarda años a valerse por sí misma. Un anciano con Alzheimer sigue siendo una persona y por tanto no podemos apartarla porque no sea productivo. Con una búsqueda de google encontraremos mucha información acerca de todo pero ninguno de cómo resolver algún problema grave de la humanidad, ni como terminar una guerra, ni como terminar en un clic con una sequía.

Hay un espacio "no productivo" que el mercado desprecia pero que es profundamente humano. El anuncio de Ikea -que a todos ha hecho nos ha hecho pensar un poco- nos habla de otras cosas que los móviles y las redes sociales no nos arreglan. En este otro espacio no productivo están los valores, como la humanidad, la memoria, la dignidad y la ética.

Sólo si consideramos este espacio, podremos volver a hablar de esperanza, porque como dice un buen amigo desde el desierto de Tamanrasset (Argelia), "la esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien sino la certeza de que algo tiene sentido independientemente del resultado final "

Sólo con este sentido de la esperanza recuperaremos el equilibrio, el coraje y la lucha. Y mantendremos por lo tanto nuestros valores de humanidad, dignidad y ética mientras hacemos fuera el miedo y el desánimo que nos quiere imponer el sistema.



Artículo publicado en :
 - revista "El Portal" de Centelles num. 292 de Diciembre del 2018
 - diario "CatalunyaPlural"


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