El subconsciente de la Junta electoral... y el nuestro.

Tanto en las elecciones generales, como las municipales o europeas podrán votar por primera vez las personas con discapacidad intelectual. Es una vieja demanda suya, del sector de la discapacidad y de toda la sociedad, que ha supuesto muchos años de lucha.

En diciembre de 2018 Congreso y Senado lo aprobaron por consenso pero la Junta Electoral Central, respondiendo a razones más políticas que técnicas lo ha cuestionado publicando en el BOE una normativa infumable que otorgaba a miembros de la mesa, apoderados o interventores, la legitimidad de cuestionar este voto.

No se puede traspasar este poder ni responsabilidad a personas inexpertas en el tema. Una mesa electoral no es el lugar para valorar esto y además la medida es estéril porque tampoco les podrían impedir finalmente votar.

Cabe preguntarse cómo hemos llegado aquí y hay que hacerlo porque en el cerebro de todos, persiste un rincón donde queda la convicción de que el voto de una persona con discapacidad intelectual no puede valer lo mismo que el nuestro.

Hay dos razones que nos ayudarán a borrar este rincón rebelde de nuestro cerebro primario.

- Una, es darnos cuenta de que el voto de la inmensa mayoría de la gente, es un voto impulsivo, emocional y no fruto de un análisis de los programas electorales, los candidatos o de la coyuntura. En este escenario de voto guiado por los que siento cercanos, simpáticos o que me caen bien, la frontera que fijaría nuestro cerebro de quien puede o no puede votar, estaría mucho más allá de la discapacidad intelectual y abrazaría a buena parte de la sociedad.

- La otra es que la nuestra es una sociedad plural. Una sociedad donde hay que ser todos. Donde todos tienen los mismos derechos. Si en la escuela no van juntos todos los niños y niñas, nunca tendremos una sociedad que sea de todos. Si a votar no puede ir todo el mundo, nunca tendremos un programa electoral que tenga en cuenta según a quién. El derecho a votar es tan suyo como nuestro, porque la sociedad es tan suya como nuestro.

Si yendo a votar, os encontráis una persona con discapacidad, o cualquier otra persona que cuestiona en tu cerebro que su voto no puede valer lo mismo que el tuyo, explícale estas dos cosas. A ver si le queda claro de una vez por todas y suprime definitivamente este rincón rebelde.

Esperamos que en las próximas elecciones la junta electoral también lo entienda así y deje de retratarse públicamente de esta manera.

Buena jornada electoral absolutamente para tod@s!

Más información: 




Artículo publicado en la revista "El Portal" de Centelles num. 296 de Abril del 2019

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