Donde menos lo esperas...

Si alguna vez habéis pasado por delante la subdelegación del gobierno que hay en el Passeig de Sant Joan (en Barcelona) puede que hayáis visto una larga cola de personas. Es una de las conocidas como colas de extranjería. Se caracteriza por la variedad de rasgos faciales de personas llegadas de todas partes del mundo. Son personas que están esperando obtener una cita para conseguir legalizar, regularizar o renovar su situación en nuestro país.

Conseguir la documentación para "tener papeles" es un vía crucis. Es casi imposible conseguir "papeles" sin la ayuda de una entidad o experto que interprete y acompañe para saber que tienes que hacer realmente en cada momento y cuál es el siguiente paso. Es inimaginable hasta que has seguido un caso de cerca. Y la mayoría de estas personas, recién llegadas y víctimas de la desigualdad de oportunidades más cruel, no tienen ni entidades ni personas que interpreten lo que hay que hacer en cada caso. La consecuencia es que acaban desorientados en el laberinto burocrático, diseñado deliberadamente para que se pierdan, generando una especie de mecanismo de selección natural.

Por eso la del paseo de San Juan es una larga cola de gente en silencio, a menudo asustada, angustiada y con dramas individuales difíciles de imaginar. No sabemos lo que es y como limita, no tener papeles.
Algunos están día tras día esperando que les llegue un turno que nunca llega. Otros incluso duermen en la calle para asegurar un buen lugar al día siguiente. Y todo esto sólo para que los atiendan .... después su caso se puede denegar. Algunas personas de las que hacen cola, ni siquiera saben que legalmente no tienen ninguna opción.

Me ha tocado ir tres veces para acompañar a personas a conseguir sus papeles. Y la cola y las personas que hay en ella, encogen el alma. Se me hacen presentes muchas historias conocidas y otras que dejan intuir las caras que veo.
Al llegar a la puerta no hay ninguna persona de información sino personal de seguridad de una empresa externa que decide quién pasa y quién no. No debe ser fácil este trabajo. Estar todo el día delante de personas cansadas, que han dormido poco y hace muchas horas que hacen cola, desesperadas y que necesitan imperiosamente entrar porque puede ser su única oportunidad. Y esto no una vez, sino, día tras día, semana tras semana.

Las tres veces que he estado he coincidido con una persona que hace esta tarea de personal de seguridad y me he quedado mirando, quiero decir admirando como hace su trabajo.
La he visto atendiendo en catalán, castellano e inglés, pero quizás también sabe algún otro idioma (es increíblemente reconfortante que te atiendan en una lengua que conoces, cuando no entiendes bien la del país de acogida y tienes un problema grave)
La he visto escuchando uno por uno con atención a las personas de la cola.
Le he visto buscando soluciones si las hay.
La he visto recogiendo el sufrimiento y dando información valiosa a la que a menudo no tienen acceso.
No hace favores a nadie pero, con su actitud, ha dado esperanza a mucha gente. Y también estoy seguro de que los que no han podido entrar, se han ido al menos, con la satisfacción de haber sido tratados con dignidad como personas.

Un ejemplo de cómo desde tu puesto de trabajo, incluso desde un puesto de trabajo con tan mala
prensa, simplemente haciendo las cosas bien, consigues girara como un calcetín, tu entorno. No sé cómo se llama, no sé qué le impulsa a hacerlo así. Sólo ser que es un ejemplo de cómo hacer un trabajo bien hecho.
Posiblemente no es el único, pero es lo que yo he visto. Para él y para todo el personal de seguridad que, como él, no ponen su pequeña cuota de poder en el uniforme y el arma sino en la empatía y la dignidad, ¡muchas gracias!
Esta actitud, lejos de debilitarlo, refuerza su autoridad, porque la violencia, el racismo y la falta de respeto sólo consiguen hacer perder la autoridad y dejarte solo y desnudo con la fuerza.
Y cuando esto lo haces con gente vulnerable, aparte de reforzar tu autoridad, te conviertes en extraordinario.
¡Gracias, chico de seguridad del Passeig de Sant Joan!

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