Plegaria confinada

Durante el confinamiento escribí esta oración que Montse Vernet editó y Mª Luisa Martín quiso ilustrar. Muchas gracias a las dos!

La situación de pandemia por el Covid-19 y el estado de alerta sanitaria decretado en muchos países, ha puesto en evidencia muchas situaciones lamentables de grupos sociales que no veíamos, acelerados como íbamos y ocupados en tantas cosas que nos resultaban imprescindibles. El confinamiento, con parada laboral para muchos y aislamiento social, ha permitido que salieran a la luz los grandes problemas, no sólo ecológicos, sino sobre todo sociales. Ha puesto de manifiesto los valores inaceptables de esta manera de vivir y convivir de nuestra sociedad. Quizá no lo podremos soportar y querremos volver a la 'normalidad' y olvidar esta revelación, como si se tratara de una pesadilla; o nos habremos avergonzado de situaciones de las que somos corresponsables. Quizá hemos despertado la conciencia sobre problemas o situaciones desconocidas hasta ahora y tal vez hemos encontrado la manera de implicarnos en ellos y colaborar en las soluciones...

Para tomar fuerza y no permitir que la "nueva normalidad" se quede sólo en, cuándo tenemos que llevar mascarilla, a cuántos metros tenemos que mantener la distancia y cuántos y dónde nos podemos reunir, estos días de confinamiento rogamos:


que tengan techo quienes no tienen ninguno, porque viven en la calle




que se llene la despensa de quienes tienen techo pero las horas se les hacen largas, porque hay poco para comer.




que los niños y jóvenes tengan entendimiento y alegría, para ayudar y animar a sus padres





que los padres tengan la paciencia y la energía necesarias, para no perder la poca que les quedaba.




que haya tolerancia y respeto entre aquellos que conviven a la fuerza, ya sin quererse.




que haya un muro protector alrededor de aquella mujer que vive las 24 horas temiendo que su compañero le pegue o le maltrate.




que tengan protección todos aquellos repartidores que tienen contacto expuesto con mucha gente.




que tenga fuerza quien trabaja en un rincón oscuro de su casa, a escondidas, con trabajos no declarados, que no puede dejar de hacer.



que tengan energía y valentía, sanitarios, personal de limpieza y todos aquellos que acompañan a personas y a enfermos graves en hospitales y residencias.




que se llenen interiormente todas las personas que hacen algún voluntariado estos días.





que tengan refugio todas aquellas personas que están en tránsito huyendo de guerras, injusticias y hambre o esperando que les den un techo en el país de acogida o de paso.



que tengan esperanza aquellos a los que les faltan papeles y el confinamiento ha parado su expediente o evidencia qué implica no tener papeles.




que haya alegría en los centros y pisos de niños huérfanos y/o con discapacidades.





que tengan reconocimiento y valoremos todas aquellas personas y profesiones que, de ignoradas, han pasado a ser claves para asegurarnos el día a día.



que tengan confort y paciencia, todas las personas que viven hacinadas en hogares pequeños.





que tengan salud y fuerza todas las personas que viven de su cuerpo y deben seguir trabajando expuestas.




que tengan visión de futuro y energía todas las personas que, con la persiana bajada, no pueden trabajar ni ingresar el mínimo para vivir y mantener la empresa.


que tengan valentía y recursos las personas que tienen más miedo de morir de hambre que enfermas.





que tengan inteligencia y visión estratégica los políticos, para que en el último minuto, las dinámicas de partido no se impongan a las del sentido y el bien común.




que tengan protección las personas más vulnerables, legal o socialmente.





que se animen las personas mayores que viven solas en casa o en residencias y no pueden ver, o ya no veían tampoco nunca, a sus familiares.




que tengan compañía y consuelo las personas que mueren solas.





que tengan fuerza las personas que cuidan a personas dependientes que no colaboran porque ya no entienden ni el día a día normal.




 Y sobre todo, que tengamos serenidad, inteligencia, energía y fuerza para organizarnos y luchar para cambiar las estructuras injustas que sustentan las desigualdades y, mientras no lleguen las soluciones, poder hacerlo nosotros con todas las personas que las sufren.

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