Navidad lo es por un empadronamiento

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José y María, tuvieron el hijo en Belén porque habían ido a empadronarse. Los días de camino, con ella embarazada, fueron la causa de que el hijo naciese lejos de casa. El embarazo no eximía de la obligación. Y si lo piensas bien, ¡es una animalada!

Hace más de dos mil años, una de las noticias trending topic de toda la reciente historia, se producía originada por un empadronamiento. José y María, tuvieron el hijo en Belén porque habían ido a empadronarse. Los días de camino, con ella embarazada, fueron la causa de que el hijo naces lejos de casa. El embarazo no eximía de la obligación. Y si lo piensa bien, ¡es una animalada! Tener que hacer días de camino sólo para empadronarse, encontrarse que no había alojamiento y que tenían que dormir al raso y dar a luz lejos de casa en un lugar inhóspito. No prestamos demasiada atención en ese detalle que haga que el nacimiento fuera así.

Sólo lo obviamos porque en aquella época pensamos que podía ser normal que sólo por empadronarse fuera justificable todo esto. Uno se da cuenta con estos detalles, lo sencillo que puede ser hoy, cosas que hace años eran increíblemente complicadas. El censo, el empadronamiento, ha sido siempre un acto administrativo que permite saber cuántas personas hay en un lugar, ciudad o país. Pero en aquel tiempo un simple acto administrativo podía suponer una barbaridad como esta. De hecho, el acto administrativo en sí, no parece que fuera un problema, pero sólo se podía hacer en unos pocos lugares y todo el mundo tenía que ir y ni una gestación avanzada era razón para no hacerlo.

Más de dos mil años después, en plena era de la digitalización, nos sorprenderíamos si empadronarse fuera un dolor de cabeza similar. Empadronarse se puede hacer en cada pueblo y ciudad del país. Y sigue siendo una obligación tanto para la ciudadanía como del ayuntamiento que tiene la obligación de tener todos sus habitantes empadronados.

Y a pesar de ser teóricamente tan sencillo, este tema se ha convertido en un dolor de cabeza para bastantes personas en nuestro país, donde sus ayuntamientos ponen todos los inconvenientes administrativos que pueden para no hacerlo.

Y no estar empadronado, tiene siempre las mismas consecuencias, no existir administrativamente. Si no existes administrativamente, nadie tiene que preocuparse de tu salud y no es necesario que te atiendan. Nadie ha de escolarizar a tus hijos y no van a la escuela. No existes para los servicios sociales y no te llegan las ayudas. Y mientras todo va normal todavía puedes encontrar algún camino para resolver las situaciones, pero si llega una pandemia, no te puedes mover y sólo se atiende a los que dice el registro, quedas fuera de toda opción de atención.

Realmente parece increíble que más de dos mil años después siga siendo tan difícil empadronarse. Bueno, siendo sinceros, difícil si tienes una situación de vulnerabilidad. Si tienes una casa, recursos y trabajo, todo es bastante sencillo. Ahora bien, si estás realquilado en una habitación y el propietario del piso, por miedo a la ilegalidad no lo quiere reconocer, ya no tienes domicilio. Si vives en la calle, tampoco. Si no tienes documentación en regla o no tienes papeles, tampoco. Y decenas de situaciones más, donde personas con pocos recursos, se ven obligadas a vivir. Los ayuntamientos se defienden diciendo que se debe cumplir la ley, pero lo que realmente hay es un olvido de su obligación de empadronarse y un exceso de celo en cumplir e inventar requisitos para asegurar que no sea sencillo empadronarse a según quien. Y luego cuando hay incendios como el de Gorg, no sabemos cuánta gente había ni quien falta.

En el mejor de los casos es una estrategia política para asegurar que las personas vulnerables no estén en tu municipio. No estén y no tengas que atenderlas. No tengas la obligación de escolarizar a sus hijos, ni de atenderles socialmente o sanitariamente.

Increíblemente, dos mil años después de una de las historias más conocidas, la del nacimiento de Jesús en Belén, sigue siendo vigente hoy en día. Y en muchos de nuestros pueblos y ciudades con alcaldías de derechas, centro o izquierdas, sigue siendo un problema que los ayuntamientos cumplan con el derecho administrativo y empadronen a todo el mundo. Badalona, ​​Sta. Coloma, Mollet, Granollers, Terrassa o Premià son algunos de los casos que más han surgido en la prensa últimamente, pero esto sucede en muchos más sitios.

La entidad que agrupa a todas las sindicaturas de agravios municipales, ha techo un manual que ofrece soluciones administrativas para todos los casos a todos los ayuntamientos que quieran resolver el problema. Si un ayuntamiento no lo hace, es porque ha tomado la opción política de no hacerlo. Y si, eso tiene un nombre, aporofobia. La historia del empadronamiento de Belén una Navidad hace más de dos mil años, no está tan lejana.

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