Menos ricos, menos pobres




Si la persona más rica del mundo quisiera pulirse su fortuna y se pudiera gastar cada día un millón de euros, le harían falta 220 años para gastárselo. Y al segundo y al tercero también. Pero ni así lo lograrían, porque sólo con intereses y rendimientos reciben 2, 5 millones de euros diarios.


En España, este último año las 20 personas más ricas han ganado cada minuto 30.000 euros. Lo mismo que un trabajador en todo el año.


En todas las regiones y los sectores del mundo, las mujeres están cobrando entre un 10% y un 30% menos que los hombres por trabajos similares.


Si desde los inicios de la crisis hasta ahora hubiéramos aplicado una tasa de un 1,5% a los beneficios de las personas que tienen una fortuna de más de mil millones, hubiéramos podido escolarizar a toda la infancia más pobre del mundo y hubiéramos podido pagar el sistema sanitario de los 49 países más pobres del planeta.


Si en la India se redujeran las desigualdades internas que tienen, podrían acabar con la pobreza extrema en su país en poco tiempo.


En Sierra Leona, el año 2012 se pactaron unas exenciones fiscales con seis empresas equivalentes  ocho veces el presupuesto anual de sanidad del país. Ahora no pueden hacer frente a al epidemia del ébola.

El 20% más pobre en Nicaragua paga impuestos por valor de un 31%. El 20% más rico sólo tributa un 13%.

Y si en España se destapara todo el fraude fiscal, no habría sido necesario hacer ningún recorte.

Estos datos y muchísimas más están recogidas en el informe “Iguales” de Oxfam Intermón. Alertamos de un fenómeno creciente que nos preocupa más que la pobreza en sí, y es la desigualdad. Un ejemplo de lo que significa esta palabra lo encontramos en Zambia. El crecimiento del PIB de este país africano en los últimos años lo ha situado entre los países de renta media, pero a pesar de ello se ha incrementado el número de personas por debajo del umbral de la pobreza.
Y la desigualdad, sobre todo la desigualdad extrema, es como un cáncer para los países y, básicamente, para las personas; un cáncer que ha venido provocado por la desregulación de los mercados y por la capacidad que tienen las élites económicas de influir sobre los políticos.
Cuando hay dinámicas como éstas, que no permiten que las personas tengan garantizados los derechos mínimos, hay luchar contra ellas con  fuerza y contundencia. Porque, además, son dinámicas en espiral ya que, cuanto más dinero, más capacidad tienen de conseguir que se hagan leyes a la medida de sus intereses.
Es necesario un cambio radical para luchar contra la desigualdad. Hay que analizar todo lo que vemos a la luz de este concepto: las decisiones de los gobiernos, los programas de los partidos políticos, las políticas de las empresas o, incluso, tus decisiones cotidianas. Un ejemplo: ¿cuál es la diferencia entre lo que cobra más y lo que cobra menos en su empresa? De 1 a 4? De 10 a 20? De 10 a 100?
También hay que luchar por una fiscalidad redistributiva y una normativa internacional que no permita ni paraísos fiscales ni hacer trampas en la tributación internacional como ocurre hoy en día.
Y mientras no conseguimos todo esto, habrá que evitar más recortes en derechos y servicios básicos en nuestra casa y conseguir que lejos de casa los tengan porque no los han tenido nunca. Esta es la única garantía de que el número de personas pobres en el mundo no aumentará.
Estas son algunas soluciones que también recoge el informe "Iguales" y que habría que aplicar en todos los ámbitos. Es un buen documento para iniciar el debate y para empezar a sentar las bases de un país menos desigual. Porque es imprescindible si queremos tener futuro.

Articulo publicado el dia 2 de Noviembre del 2014 en @ElPuntAvui y en la revista El Portal de Centelles del mes de Noviembre.

MAS INFORMACIÓN

Informe IGUALES:

  • Presentación:









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