Sin postres

Habíamos terminado de comer un arroz muy bueno en un restaurante de playa y nos trajeron la carta de postres.

Mi compañero de mesa, un chico de Guinea Conakry de 16 años que había llegado a España en patera hacía 10 días, levantó la cabeza para comentarme algo. Compartía unos días con nosotros por casualidades de la vida y comíamos juntos.

Con la carta en la mano me dice: "No pidas nada más, eso te lo han llevado sólo porque gastes más. Porque, comida ya hemos comido, estamos hartos, hemos comido lo suficiente y no necesitamos nada más".

El resto de comensales lo escuchó. Lo decía en inglés, pero el contenido era muy claro  y traspasaba la frontera del idioma. Y el mensaje era muy simple y contundente. Los niños que había en la mesa, ajenos a la conversación, pidieron su deseado helado. El resto no pedimos postres.

La afirmación era de una evidencia tan abrumadora, de una sencillez tan evidente, de una intuición tan fuerte, de una claridad tan transparente, que casi daba vergüenza descubrirlo a través de los ojos, la simplicidad y la naturalidad de alguien que acaba de llegar de fuera y ve evidencias que el día a día nos esconde.

Su nobleza, lejos de querer aprovecharse de todo, nos hacía ver una de las evidencias que necesitamos para combatir la evidente desigualdad que hay en el mundo. Comer simplemente lo que necesitamos.

Sé que todo esto es un tiro en la línea de flotación del esfuerzo de convertir la comida en cultura y que en nuestra sociedad hemos convertido una necesidad elemental en algo más. Los grandes chef seguramente añadirían algún matiz. Pero también estoy seguro de que ellos aceptarían que a menudo hay mucha ostentación, postureo y estupidez, y tiene más de gula que de necesidad. Ellos lo deben ver cada día.

Y gracias Kabineh para hacernos ver con frases tan sencillas, cosas tan evidentes. Nos servirá para pensar una vez más como y que comemos

He tenido la suerte de conocer varios africanos que con esta naturalidad me han hecho descubrir algunas cosas realmente importantes. Otro día os explicaré alguna otra.

Cuando pensamos que la acogida es unidireccional y generosa nos damos cuenta de que compartiendo nos enriquecemos todos. Bienvenidos con vuestra sencillez y contundencia, porque como decía "El Principito", necesitamos descubrir lo esencial.


Artículo publicado en la revista "El Portal" de Centelles num. 290 de Octubre del 2018

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